Muchas personas desean la unción para su vida pero no saben cómo adquirirla ni para que sirve. En 2 Reyes 2 encontramos la historia de Elías y Eliseo. Eliseo siguió y sirvió a Elías hasta el fin, y antes de que este último fuera arrebatado por el Señor para ir al cielo, le dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes de que sea quitado de ti. Y él le respondió: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí. Él le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas sino, no.
Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes. Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán. Y tomando el manto, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo. (2 Rey 2.9-14)
La unción requiere humildad. Eliseo no tenía temor de imitar a Elías, sino que fue lo suficientemente humilde para aprender de su maestro y pedirle una doble porción de unción. Como es el maestro, es el discípulo. Tú debes tener la humildad de imitar a tu líder si es necesario. Eliseo golpeó las aguas del Jordán de la misma manera que lo hizo Elías, y después resucitó un muerto utilizando el mismo método. El poder de Dios vino a reposar sobre la humildad de Eliseo para hacer el doble de milagros que había hecho Elías. Es por eso que Dios usa a unas personas más que a otras, porque son los suficientemente humildes para aprender de otros.
ALZANDO EL MANTO
Dios no va ungir a nadie que no es capaz de agacharse y recoger el mando que otro dejó tirado. Cuando Elías tiró el manto, Eliseo tuvo la humildad de recogerlo, inclinándose para tomar lo que otro había tirado. La Biblia dice que Eliseo alzó el manto de Elías. Cuando Eliseo levantó el manto se fue inmediatamente al Jordán a hacer un milagro. El maestro Elías le enseño que el manto era para hacer milagros, no para jactarse del poder del mismo.
Dios no va ungir a nadie que no es capaz de agacharse y recoger el mando que otro dejó tirado. Cuando Elías tiró el manto, Eliseo tuvo la humildad de recogerlo, inclinándose para tomar lo que otro había tirado. La Biblia dice que Eliseo alzó el manto de Elías. Cuando Eliseo levantó el manto se fue inmediatamente al Jordán a hacer un milagro. El maestro Elías le enseño que el manto era para hacer milagros, no para jactarse del poder del mismo.
No puedes caminar con la unción de Dios si tienes orgullo en el corazón. Por eso el Señor se va ha encargar de levantar gente que te humille para que tu carne sea eliminada y puedas recibir la unción del Espíritu. La unción reside en quienes están muertos al yo.
La unción no se vende, Dios la da gratuitamente a quien Él quiere y a quien se la pida. El Señor conoce las intenciones de nuestro corazón y no le dará la unción a alguien que la busque para engrandecerse o jactarse de él mismo. La unción tampoco es para hacer una denominación alrededor de ella, ni para crear divisiones en la iglesia entre los que hablan lenguas y los que no, y entre los que tienen el gozo del Espíritu y entre los que no. La unción es para predicar el evangelio a un mundo perdido, para que a través de los milagros que se hagan a través de ella se testifique que Cristo salva y sana.
ADMINISTRANDO LA UNCIÓN
La historia de Elías y Eliseo es figura de Jesús y la iglesia. Cuando Elías es transpuesto deja tirado el manto para Eliseo, que es figura de los discípulos que quieren la unción. Cuando Jesús subió al cielo les dijo a sus discípulos que esperaran en Jerusalén hasta que bajara el poder del cielo, es decir, el manto.
La historia de Elías y Eliseo es figura de Jesús y la iglesia. Cuando Elías es transpuesto deja tirado el manto para Eliseo, que es figura de los discípulos que quieren la unción. Cuando Jesús subió al cielo les dijo a sus discípulos que esperaran en Jerusalén hasta que bajara el poder del cielo, es decir, el manto.
Jesús quería que con la misma unción que Él fue investido, fuéramos ungidos nosotros. Él dijo que haríamos cosas mayores de las que Él hizo. (Juan 14:12)
Jesús citó la fe, y demando fe de todo aquel que quería ser su discípulo. La fe es imprescindible para fluir en la unción, ésta se hará evidente a medida que tú lo creas, la expresión de ella sobre tu vida es directamente proporcional a tu fe. No depende de cuánto conoces o sabes de la Palabra, sino de cuánto crees lo que has aprendido.
Cuando Eliseo tomó el manto no se distrajo en el camino, ni presumió por tenerlo, él se fue directamente al Jordán a hacer milagros. Ve y usa la unción para lo que Dios la dejo: Bendecir a otros a través de la salvación y los milagros. La unción te va ha servir para que cuando prediques la gente se convierta, para sanar enfermos, para vendar corazones quebrantados y para todo lo que Dios ha deseado.
Así lo dice en las Escrituras en Isaías 61:1-3 donde se lee: El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sión se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.
La unción es para servir, nunca para engrandecerte. A quien se engrandece por la unción le pasará como a Simón el mago, quiso comprar la unción para ser grande y famoso en el pueblo, por lo tanto fue revelado su corazón, y cayó en amargura.
Debes examinar tu corazón para ver por qué quieres la unción. Dios conoce las intenciones del corazón de cada uno, y dará a cada uno como Él crea. Y si ya tienes la unción, ve y has lo que Dios te mandó hacer. Si crees, las señales de las que Jesús habló, te seguirán a donde vayas.
Pastor Cash Luna
pastor Ricardo Rodriguez
La biblia dice que todos tenemos unción. Primeramente la palabra unción tienen una connotación implícita.Ungido significa escogido, seleccionado, consagrado o apartado para una tarea o propósito especial. La raíz de la palabra en hebreo es Mesiaj o Mesías que quiere decir ungido. El Mesías es el ungido, es decir el escogido de Dios para una obra especial. Tu y yo y todos los hijos de Dios que hemos sido alcanzados por su misericordia, somos ungidos, somos escogidos, somos consagrados para una obra o propósito especial.
Es decir hemos sido escogidos o ungidos para un propósito especial y particular, es decir mi unción es diferente a la tuya. ¿Porque? Porque nuestros propósitos son distintos. Ahora bien, aunque son distintos hay cosas que son comunes. Pero el propósito tuyo es muy especifico. Tal vez la misión y el propósito general de la Iglesia la compartimos. Pero el propósito y misión específica es especial para ti y se complementa con el resto del cuerpo de Cristo.
Ahora mismo cuando escribo esto viene una unción para mi muy especial para escribir lo que me dicta el Espíritu. No necesito pensar y meditar mucho el Espíritu Santo me dicta y me ensena mientras escribo. Observa, además de las unciones que tenía el Rey David, el tenía una unción muy especial al igual que los hijos de Coré que eran encargados del coro. Esa unción era para escribir salmos y enseñanzas, para adorar y alabar. ¿Cómo funcionaba esa unción? Lo vemos en el Salmo 45:
“En mi corazón se agita un bello tema mientras recito mis versos ante el rey; mi lengua es como pluma de hábil escritor”. Salmo 45:1
David tenia la unción de escritor y cantor, era una unción especial que hasta ahora nos bendice. Así es la unción, tiene repercusiones eternas y grandes para cumplir el propósito de Dios. Fluir en la unción del Espíritu es obrar en sus planes y propósitos, ahí es donde encontraremos la realización de nuestras vidas. ¡Nuestro corazón se agita y se emociona al hacer la voluntad de Dios! Arde una pasión por servir a Dios en las áreas en las que él nos ha llamado a servir.
Es como un imán que te atrae y no se te hace difícil cumplir con ese propósito, ahora mismo mis manos vuelan y mi mente “ de hábil escritor” en coordinación con el Espíritu Santo. ¿Ves? Cuando Jesús partió habló mucho del Espíritu Santo y como trabajaría con nosotros:
“Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre”. Juan 14:12
Ahora entendemos mejor cuando Jesús dijo:
“Pero les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes”. Juan 16:7
El Espíritu Santo esta ahora mismo en el mundo trabajando con el Padre, con el Hijo y con nosotros ¿Estas recibiendo la unción del Espíritu? ¿Estás pasando tiempo con él para recibir su unción y su frescura? ¿Estás honrando al Espíritu Santo en tu vida? ¿Estas listo para hacer las obras mayores de las que Jesús habló?
Esto es algo muy difícil de entender porque la biblia no habla demasiado explicito sobre estos temas. Esto es aprendido en la presencia de Dios , estando en la presencia de Dios y en la búsqueda continua de Dios.
Mi oración es que recibas este mensaje y comiences la búsqueda de una mayor unción, de una unción que se incrementa cada vez más en ti. Una mayor hambre y sed espiritual y al mismo tiempo una mayor comprensión de los principios espirituales escondidos en la biblia para ti. Que Dios siga abriendo caminos y nos de mayor entendimiento, queremos hacer mayores cosas para él. ¡Gracias Espíritu Santo!. ¡Te honramos y te bendecimos!. ¡Gracias por estar todo el tiempo con nosotros y enseñarnos todas las cosas!. ¡Gracias por ser nuestro guía, nuestro amigo y nuestra luz en la obscuridad! Perdónanos por las veces que no te hemos honrado como te mereces. ¡Gracias por ayudarnos a orar la voluntad perfecta de Dios! ¡Te amo con todo mi corazón! ¡Te honro y te bendigo!
Espero que busques la unción como la buscaron los grandes hijos de Dios. Bendecido eres por tener el Espíritu Santo.
Conclusión: ¡Tu y yo necesitamos la unción del espíritu para bendecir y ser bendecidos!. ¡Tu y yo necesitamos la unción del espíritu para cumplir nuestros propósito y llamado!.
Y podemos decir:
“Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; Seré ungido con aceite fresco.” Salmo 92:10
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